Por: Isaac Melamed
Foto: Pich Urdaneta
Creció en una familia multicultural y llena de artistas. Estos dos elementos son los que han forjado su trayectoria en el mundo de las artes.
A través de su trabajo se puede ver la conexión que siente hacia su ascendencia china y cómo la combina con su origen panameño. Pero su obra también habla de las experiencias que han marcado su vida. Rumaldo Choy ha participado en exposiciones colectivas, concursos y exhibiciones que lo han llevado fuera de Panamá a espacios como World Event Young Artists 2012, en Inglaterra, y Getty Foundation’s Pacific Standard Time: LA/LA en Estados Unidos en 2017.
¿Cómo ha sido tu trayectoria como artista visual?
Desde niño siempre me inquietó el arte y la comunicación, cuando visitaba museos no me quería ir. Crecí en una familia de creadores, rodeado de arquitectos, artistas y músicos. Estudié en un colegio científico y llegó un momento donde entendí que no era lo mío. Entré en los dos últimos años de la secundaria en una escuela de arte donde comencé a desarrollar mi diálogo creativo; una sinergia entre el arte y la comunicación. Mi obsesión con el consumo, la comida, las marcas, los mensajes, lo popular, la gente, la cultura y las tradiciones, jugar con figuras, logos, objetos de marcas emblemáticas como
La casa de las frutas y los helados (inspiración de Ricura Tropical) y Don Lee (inspiración de Panachina).
Ricura tropical ha sido un proyecto importante en tu carrera, ¿cómo nació?
Ricura tropical nació una tarde en que el aire del carro de mi papá se dañó, me recogió en la escuela y pasamos por unos jugos, por el calor que hacía, a La casa de las frutas y los helados. Tengo una obsesión con lo afortunados que somos de tener los mejores frutos del mundo en nuestros patios y la facilidad de refrescarnos con ellos. Me inspiré en la Calle 50, la gente, los carros, la ciudad, el calor, la bulla, las frutas, los mensajes, los colores y la absurda arquitectura del único drive-thru más refrescante de Panamá. Las imágenes de este lugar han evolucionado de pintadas a mano a prints digitales, pero el lugar no pierde su esencia: su distintivo vaso.
En Panamá convergen muchas culturas, ¿qué es lo que más te gusta de eso?
En Panamá es natural crecer mezclado, con gente de todos lados y que al final todos somos todos. Crecí en una casa llena de amor, de descendientes de salvadoreños (Rumaldo) y chinos (Choy) con panameños (Ríos y García). Que mis abuelos migraron de su origen por oportunidades y que las desarrollaran aquí con mis abuelas, es increíble. En lo personal, la comida simplifica esta convergencia. Viviendo afuera lo más cercano que me traía la sensación de casa era ir a un restaurante chino. Para mí la comida panameña es arroz con pollo y arroz frito chino con ketchup.
Panachina habla mucho sobre la mezcla de culturas. ¿De qué trata esta iniciativa?
El colectivo Panachina es un gran ejemplo de mezcla. Fue cofundado en 2014 con Laura Fong Prosper, Cisco y
Rosendo Merel Choy y Manuel Choy Loo. A través del arte contemporáneo desarrollamos un diálogo de vivencias personales y familiares de nuestra conexión con nuestras raíces chinas y la mezcla cultural.
¿Cómo es la Panamá que sueñas?
Sueño con una ciudad donde las futuras generaciones puedan expresar sus ideas libremente. Una ciudad inclusiva y sensible al amor. Una comunidad donde la cultura se sienta en cada esquina y que inspire a la comunidad a crear.