¿Cuándo fue tu diagnóstico, en qué año?
Fui diagnosticada con cáncer de mama en Octubre, 2017. Y recurrencia del cáncer primario a otros órganos en Marzo, 2020.
¿Cómo afrontaste esta noticia? ¿Cómo lograste salir adelante?
La palabra cáncer, conlleva muchos miedos. Uno asocia el cáncer con la palabra muerte. Fue un momento difícil, sobre todo en las primeras citas, en las que todavía estamos en shock, asimilando los pasos a seguir.
Salir adelante, fue tarea fácil para mi. Soy muy afortunada de la gente que tuve y tengo a mi alrededor. Recibí mucho apoyo de mi familia, de mis compañeros de trabajo y de mis amigos. Me puse mis tacones, me emperfumé, me maquillé y le sumé toda la buena actitud que pude durante todo el proceso.
¿Cuáles fueron las lecciones que aprendiste ahora que eres sobreviviente de cáncer?
Una de las lecciones principales, fue darme cuenta lo vulnerable que podemos ser. Muchos de nosotros vivimos nuestra vida de forma acelerada, nos sentimos ¡invencibles! Hasta que llega un momento como este, y nos enseña que todo puede tener un final. Me enseñó a aceptar lo que tengo, conformarme por quien soy y abrazar todos los días con gratitud. El cáncer le dio valor a mi vida y encontré una misión que desconocía.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir con este testimonio?
Nuestra vida tiene que ser transformadora. Nosotros todos los días podemos lograrlo con pequeñas acciones; definamos cómo hacerlo. Encontremos cómo podemos impactar la vida de los demás, dejemos legados de valor, hagamos una diferencia, demos gracias a Dios y saboreamos todos los momentos que se nos presenten, pues no sabremos si podremos repetirlos.
¿Por qué iniciaste en Dragon Boat? ¿Qué beneficios te ha traído?
Pink Warriors de Panamá, fue conformado en Mayo de 2019. Me invitaron a practicar el deporte de Dragon Boat, que hasta ese momento desconocía. Cuando asistí a la primera reunión, me di cuenta que las otras chicas que estaban allí, eran iguales a mi. Mujeres de diferentes edades, algunas con mastectomías radicales, con linfedemas, cáncer avanzado, y estaban allí, entusiasmadas por escuchar lo que nos iban a decir. La primera vez que nos sentamos en el bote, fue amor a primera vista. Nos dimos cuenta, que podíamos sobrepasar nuestros propios límites en un deporte demandante, sumado a que formábamos parte ahora de un grupo de mujeres que no solo se ejercitaba, sino que se apoyaba, se entendía, se acompañaba y además se divertía en todo lo que hacía. Encontramos una forma de dejar un legado para otras sobrevivientes de cáncer.