Nian, cuyo nombre significa «año», desencadenaba el caos en la víspera del Año Nuevo, un reflejo oscuro de la transición anual. Sin embargo, el anciano sabio descifró las peculiaridades del monstruo: temía el rojo, los ruidos fuertes y la luz brillante. Armados con este conocimiento, los aldeanos se unieron para enfrentar a Nian.
Decoraron sus hogares con linternas rojas, iluminaron la aldea con antorchas y fuegos, y desataron ruidos ensordecedores con tambores y petardos. La aldea, envuelta en luz y color rojo, se convirtió en un escudo contra la feroz bestia. Nian, desconcertado, huyó asustado, y los aldeanos descubrieron que su valentía y cooperación habían forjado una tradición duradera.
Paralelamente, en la antigua historia de Israel, el pueblo esclavo en Egipto enfrentaba su propia amenaza. El ángel de Jehová pasaría para matar a los primogénitos, pero si los israelitas creían en el anuncio divino y sacrificaban un cordero, marcando sus puertas con sangre, serían salvados. Al igual que los aldeanos con Nian, la cooperación y la fe marcaron la diferencia.
La conexión entre estas historias radica en la superación de desafíos mediante la inteligencia y la unidad comunitaria. Ambas narrativas simbolizan la lucha contra las adversidades y la búsqueda de la esperanza y la renovación anual. Así como la leyenda de Nian se asocia con la transición del viejo al nuevo año, la historia de Israel también habla de la liberación y la promesa de una nueva vida.
En la mitología china, Nian representa la purificación y renovación anual, mientras que la leyenda de Israel habla de liberación y la promesa de un futuro redentor. Ambas historias influyen en las tradiciones culturales y simbolizan la victoria sobre la amenaza, ya sea Nian o la muerte misma.
Hoy, estas leyendas resuenan como recordatorios de la importancia de la valentía, la sabiduría y la unidad en la superación de desafíos. Mientras celebramos el Año Nuevo Chino, la conexión entre las tradiciones y la redención nos invita a reflexionar sobre la esperanza que surge incluso en los momentos más oscuros.
Al igual que los aldeanos enfrentaron a Nian y los israelitas marcaron sus puertas, enfrentamos nuestras propias amenazas. Pero la buena noticia es que, al igual que las tradiciones han perdurado, la historia de redención aún continúa. Que esta dualidad de historias inspire a enfrentar nuestros propios Nian con valentía y unidad, recordando que, incluso en la oscuridad, la luz de la esperanza puede brillar. ¡Nos vemos en la próxima celebración de la 12va Carrera de Año Nuevo Chino!»