Negocios Responsables y Sostenibles para preservación de nuestro ecosistema son los mayores desafíos a los que se enfrenta el mundo. Estas actitudes responsables se corresponden con la estrategia global a favor de las personas, del planeta y la prosperidad, que desde el año 2015, se expresa en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS); un plan de acción al año 2030 que contiene 17 objetivos y 169 metas que buscan fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de libertad y dignidad humana, en el que se reconoce que la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones y la preservación de nuestro ecosistema son los mayores desafíos a los que se enfrenta el mundo.
La llamada Agenda 2030 fue adoptada como pauta que debe orientar los esfuerzos del desarrollo en Panamá, mediante el Decreto Ejecutivo No. 393, del 14 de septiembre de 2015. Dos años después, nuestro país se convierte en uno de los primeros en la región en definir un Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado (PEN-2030) que tiene el mérito de integrar y alinearse con los Acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo de 2008, aprobados mediante Ley 20 de 2008.
Alianzas Público Privadas para el Desarrollo Sostenible.
La hoja de ruta de Panamá para enfrentar las desigualdades persistentes y las nuevas desigualdades tecnológicas tiene una visión clara de corresponsabilidad entre el sector público, privado y sociedad civil. Pensar que los gobiernos son los únicos responsables de crear condiciones de bienestar social en un país es una idea superada.
Esta visión de responsabilidad compartida en la inversión para el desarrollo, afortunadamente, ha venido robusteciéndose en los últimos años en Panamá, ya que es el segundo país de Centroamérica con más inversión de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), según un estudio regional de línea base sobre filantropía e inversión social del año 2016.
Ventajas de una inversión social efectiva.
Las empresas socialmente responsables entienden que si a la comunidad le va bien, al negocio le va bien. Entonces, participar en la solución de los problemas que afectan tanto al talento humano de la empresa y sus familias como los que aquejan a la sociedad en general es un buen negocio.
La buena reputación de un negocio no se mide solo por el cumplimiento de la normativa vigente, ya sea el pago de impuestos o tener condiciones adecuadas de trabajo. La calidad de servicios y productos es importante, pero cada día es mayor el sector de clientes y consumidores que están valorando, también, la calidad de la inversión social de la empresa y su impacto en la comunidad.