Timothy, mi primer hijo, iba a nacer por parto natural pero el cordón umbilical se le enredó y tuvieron que sacarlo por cesária. Cuando el pediatra me mostró al bebé sin respuesta, no lloraba, y casi como si estuviera muerto, con señales tan débiles me dijo que lo mejor sería trasladarlo de una vez al Hospital del Niño que cuenta con muy buenos doctores y personal de experiencia tratando estos casos.
El doctor hizo los papeleos y solicitó la ambulancia del Hospital del Niño y ahí nos fuimos.
Justo en esa oportunidad había disponible una incubadora especial para el tratamiento con el “CoolCap”. Sólo existen 3 en todo el hospital, y creo que en los hospitales privados no tenían ese recurso. El “Cool Cap” es una herramienta empleada en aquellos bebés que por alguna razón no pudieron respirar al nacer o tuvieron alguna complicación de tipo respiratoria al nacimiento condicionando el daño potencial en la configuración cerebral.
Una vez en el hospital recibieron al bebé y empezó el proceso de admisión, y luego esperar en la sala hasta que acomodan bien al niño. Creo que el proceso fue bastante fluido porque llegamos bien temprano en la mañana y no había tanta gente en la sala. Tuve que estar con el bebé mientras los papeles se autorizaron y listo.
Luego me aconsejaron que si contaba con Seguro Social me podría salir aún más económico. Así que cuando el doctor me dijo que ya estaba todo admitido y conectado regresé a ver a la mamá que estaba también en el hospital, recuperándose de la cesárea.
Cómo le digo a mis clientes, quizás lo más beneficioso de un hospital privado es el espacio para el acompañante y la velocidad en hacer los exámenes.
Cada día a las 11 a.m. era la hora de la visita. Teníamos que firmar y formar una fila para poder ver al bebé por unos 15 minutos. Luego seguir esperando por días, a que el bebe se recupere.
Cuando mi esposa salió del hospital pudimos ir juntos al hospital para darle leche al bebé o también donar leche en el banco de leche. Luego de unos días lo trasladaron de la sala de “CcoolCap” a la de intensivo y posteriormente al de semi intensivo; y de ahí a la sala de recuperación. Fueron 15 días, y la gente del hospital fue muy amable y comprensiva con esta situación difícil para una pareja. Solo que como hay mucha gente hay que siempre tener paciencia. En esa espera de tu turno, pasaban las voluntarias del hospital sirviendo un cafecito y un emparedado. Fue muy reconfortante compartir con ellos.
15 días pasaron, y a la salida del bebé, te mandan a comprar unos medicamentos, y luego te dan unas citas para seguimiento. Siempre hay que esperar un poco inclusive para esas citas, por la cantidad de pacientes que atienden.
En las citas tienes que llegar tipo 6 am para firmar fila, luego esperar como a las 7:00 a.m. para que empiecen a atender por orden de llegada y según la especialidad que le toca. Se saca el cupo y se paga la consulta y sentarse a que atiendan, ahí uno debe prepararse que demora medio día cada vez.
El primer mes si hubo varios doctores que revisan al bebé, luego las visitas con cada dos semanas, y luego el control es cada mes.
Aprovechamos que contábamos con seguro social y muchos de los exámenes especiales pudimos hacerlos en el pediátrico del CSS.
Al ir mejorando el niño y los resultados de los exámenes especiales salieron bien, fuimos ya poco a poco desistiendo de seguir en el Hospital del Niño.
Ahora Timothy, un niño de 5 años, llora y grita demasiado. Es muy inteligente, no sé si el “CoolCap” le hizo ser tan vivo, o le salvó de un impedimento cerebral, pero por consentirlo demasiado descuidamos sus dientes (mi culpa).
Bueno, en general, muy agradecido por el Hospital del Niño y a las Damas Voluntarias.. La gente da muy buena atención, los doctores son muy profesionales y las enfermeras siempre están dispuestas a ayudar. Solo que por temas de espacio los procesos demoran un poco y por eso la importancia del nuevo Hospital del Niño. Esto es una gran necesidad.