Los habitantes de la República tienen derecho a reunirse pacíficamente y sin armas para fines lícitos. Las manifestaciones o reuniones al aire libre no están sujetas a permiso y sólo se requiere para efectuarlas aviso previo a la autoridad administrativa local, con anticipación de veinticuatro horas. La autoridad puede tomar medidas de policía para prevenir o reprimir abusos en el ejercicio de este derecho, cuando la forma en que se ejerza cause o pueda causar perturbación del tránsito, alteración del orden público o violación de los derechos de terceros.
Cuando las autoridades no atienden los mandatos de la ley y faltan a la administración y ejecución de obras, incumplen algunas disposiciones legales, no atienden las valederas posiciones de la sociedad; entonces es completamente lícito y casi que obligatorio hacer una manifestación por estas fallas, incluyendo las de carácter político. En los últimos años, meses, semanas y días hemos estado observando que hay toda una gran protesta por falta de agua, por carreteras en mal estado, por incumplimientos de compromisos salariales, por faltas a la atención de salud, vivienda y educación. Por eso vemos enfermeras, médicos, laboratoristas, maestros, agrupaciones gremiales de trabajadores y últimamente las de carácter altamente ciudadano como estas recientes por asuntos relativos a la aprobación de leyes que no siguen el planteamiento positivo y de mejora continua en el Código Electoral.
Agrego que estas protestas y sus formas de manifestarse usualmente comienzan ejerciendo el derecho a la libre expresión mediante intervenciones en los medios de comunicación tradicionales como la radio, la televisión y la prensa. He allí el inicio de que el ciudadano haga saber su descontento ante situaciones. Se supone que la misma Constitución por la vía de los diputados, representantes de corregimiento y alcaldes den solución a la población, pero en los últimos tiempos no es eficiente la forma de hacerlo.
Regresando a las protestas y manifestaciones se puede observar que muchísima gente no participa porque considera que el problema no le incumbe, otros porque no tienen el tiempo para dedicarlo a esto ya que tienen que volver a casa del trabajo y otros que sencillamente y en su mayoría jóvenes y empresarios grandes-medianos – pequeños no desean mezclarse en ese problema. Sin embargo, el no manifestarse o protestar de manera legítima y en orden nos compete a todos sin distinción de credo, raza o condición política, Es por ellos que si la llamada sociedad civil que somos todos los que no somos funcionarios del Estado no pone orden manifestándose y haciendo sentir su opinión para que los supuestos representantes, escogidos mediante el voto no toman en cuenta los cambios que esta sociedad civil exige en buena forma y que de no atenderse, será un globo que continuará inflándose hasta que reviente en protestas ya subidas de tono y que rompan el orden público.
Es por tal motivo, que el tema de las Reformas al Código Electoral ha causado malestar y disgusto en toda la sociedad. Es importante hacer ver que durante un año completo los partidos políticos, la sociedad civil y los independientes bajo la guía del Tribunal Electoral trabajaron en llegar a un consenso sobre las reformas necesarias para fortalecer el sistema de elegir y ser elegido, ejercicio que se hace cada cinco años luego de cada elección. Sin embargo, los partidos políticos ahora representados por sus diputados no tuvieron en cuenta el trabajo hecho por todos y modificaron este e introduciendo contenido que les garantiza su reelección, sus remuneraciones, el aumento del subsidio del Estado y sobre todo, dejando de lado y haciéndole el camino difícil a los candidatos a puestos de elección por la libre postulación o independientes. Ya hay movimientos que han tenido que optar por ser partido político, porque todas las reglas están en su contra.
Por eso, manifestaciones, protestas y reuniones para fines lícitos es un derecho que hay que utilizar para lograr los cambios necesarios para acabar con este juega vivo de los malos políticos y la corrupción que no deja que el país siga creciendo y se corrijan entre algunos, los aspectos de salud, educación, vivienda y empleo que tanto hacen falta.
Hagamos uso como ciudadanos de los derechos a manifestarnos y protestar que para eso tenemos entre varios el Artículo 38 de la Constitución Política de la República.